De discoteca de moda a aguantadero de bandas
El boliche Junior fue un símbolo de los 90
Junior fue uno de los boliches símbolo de la noche menemista en la década del 90. Siempre se vinculó la propiedad a la familia del ex presidente Carlos Menem, lo que nunca se comprobó. Clausurado desde enero de 2000, está abandonado y para los vecinos es un foco de inseguridad en el barrio River.
El predio tiene 44,5 metros de frente, sobre Figueroa Alcorta, y 83,70 de fondo sobre Basavilbaso y está muy cerca del estadio de River Plate. Allí, por las noches, reina el temor. Frente a sus puertas hay una parada de colectivos. "Es una boca de lobo", dijo uno de los vecinos, que ve la deteriorada estructura desde el balcón de su casa.
"Las dos cuadras de Basavilbaso, entre Figueroa Alcorta y Monroe, son intransitables", dijo Pedro Díaz, que vive en frente del predio y fue víctima de dos asaltos en el último mes. "Son 200 metros en los que estás a la buena de Dios. Te puede pasar cualquier cosa, que nadie se va a enterar. Siempre salen de atrás del boliche", relató.
El lugar, según los vecinos, les sirve a los delincuentes de escondite y depósito de armas de todo tipo. "El sábado pasado hubo enfrentamientos entre hinchas de River y la policía. Los hinchas tiraban con el arsenal de escombros y vidrios que hay en el boliche, mientras que los efectivos hacían lo que podían sin más que su gorra de policía", contó la vecina Ana Paulesú.
Según el Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad de Buenos Aires, allí debería haber una plaza. Pero en 1969 un juez autorizó la entrega del lugar a manos privadas, lo que no modificaba el destino que debía dársele al predio.
"Desde 2000 está clausurado, y hay una sentencia de un tribunal que ordena su demolición. En febrero de este año, esa sentencia fue ratificada por la Cámara en lo Contencioso y Tributario de la Ciudad de Buenos Aires en dos expedientes y no se entiende por qué el gobierno porteño no lo demuele", dijo Paulesú.
Hoy, el techo de Junior es escenario de peleas entre bandas callejeras, que intercambian mensajes en castellano y en chino en las paredes del lugar. El sitio, además, resulta ideal para el consumo de drogas, tal como lo registran fotos tomadas por los vecinos.
Paradójicamente, en la esquina de Figueroa Alcorta y Basavilbaso funciona una cámara de seguridad de la Policía Metropolitana, que no parece impedir el accionar de estos grupos, como tampoco para identificar a los responsables de los incidentes entre barras millonarios y la Policía Federal.
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