The european observer

martes, 30 de julio de 2013

Matan a una persona para asaltarla cada 40 horas en la Capital y el Conurbano

http://www.infobae.com/notas/721057-Matan-a-una-persona-para-asaltarla-cada-40-horas-en-la-Capital-y-el-conurbano.html

Durante los primeros 200 días de este año fueron 114 las personas asesinadas en situaciones de robo en la Ciudad de Buenos Aires, el GBA y La Plata
Matan a una persona para asaltarla cada 40 horas en la Capital y el Conurbano
Crédito foto: Ministerio de Seguridad
De acuerdo a un relevamiento realizado por un matutino porteño, en los primeros 202 días de 2013 un total de 114 personas fueron asesinadas en situaciones de robo.
Estos hechos ocurrieron en Capital, el Gran Buenos Aires y La Plata, aunque en la Provincia se cometieron 99 de los 114 homicidios, mientras que en territorio porteño fueron 15 las víctimas.
Del total de los asesinados, 16 eran policías, que en su mayoría intentaron detener un intento de asalto.
La mayoría de los crímenes se realizaron en entraderas, mientras que el robo de autosfue la segunda situación que más muertes causó, con 19 homicidios.
Las víctimas tuvieron un promedio de edad de 32 años.
EL GENOCIDIO DE LOS ARGENTINOS CONTINÚA........

martes, 16 de julio de 2013

"Creo que un segundo más y me termina de matar..."

"Creo que un segundo más y me termina de matar..."


Tras la pesadilla del sábado, María Esther se recupera en su domicilio. Está contenida por familiares y amigos. Aguarda asistencia psicológica.


“Creo que un segundo más y me termina de matar...”
“El cliente que entró me salvó la vida porque yo no daba más. El tipo me asfixiaba, no podía respirar... me estaba terminando de matar...”, recordó hoy María Esther. Fotos: Danilo Chiapello
Redacción de El Litoral
sucesos@ellitoral.com
María Esther Paolín fue la protagonista de una historia terrible que pudo tener un final estremecedor. Increíblemente, a pocas horas de ocurrido, el asalto a la Panadería Santa Catalina en la siesta del sábado, la joven mantiene la compostura y supera el dolor que aún le producen los golpes recibidos.
“Y acá estoy... tuve un dios aparte, te juro fue terrible lo que pasó”, le dice a El Litoral.
Casi que no se necesitan preguntas porque María Esther comienza con su relato de manera inmediata: “Ingresó un chico pidiéndome trabajo, supuestamente. Y hasta me agarró como sicóloga y contó que había fallecido la madre a los seis años... que era de Rafaela... que había sido papá hacía poco y me pregunta por si no necesitaban panadero. Así que le tomé los datos -que terminaron siendo reales- con número de celular y nombre y apellido”.
La pregunta es lógica: ¿dio lo datos reales? “Sí, la policía me trajo las fotos, lo identifiqué. Era él y tenía antecedentes por otro delito”, narró.
Pero seguidamente vuelve sobre lo que le tocó pasar en el local de Monseñor Zazpe y Saavedra: “En un segundo fue como que se le cruzaron los cables; me agarra, me lleva para atrás, me tapa la boca, me empezó a pegar y a pegar... me quería llevar para el baño me empezó a toquetear, yo traté de estar tranquila... tomé las cosas con calma... me seguía pegando y aguanté todo lo que pude hasta que no pude más porque me empezó a asfixiar, y le di un puñete porque yo largaba sangre por la boca, por la nariz. Me arrancó los aros, la mano, me rompió entera... y yo no daba más. Me decía que me calle... que me iba a matar, que le dé plata... La plata me la pidió después de todo esto... me pegaba y me pegaba y no me pedía plata. Después me dijo que tenía un cuchillo que él estaba enfermo y que él no me quería matar y que se iba a entregar”.
Ingresa un cliente
La joven recuerda luego que “me dice que me meta para el baño, y me sacaba el pantalón. Y yo ahí saqué fuerzas no sé de dónde... Me desprendió el pantalón y el cierre y me toqueteaba... Y justo entra un cliente, eran las dos y media de la tarde, en la calle no había nadie...”.
Pero la fortuna iba a darle una chance a María Esther Paolín y, en medio de una siesta sin gente en la calle, ese cliente que ingresó le cambia el rumbo a las cosas. “Cuando entró el cliente, él me ata y me dice: ‘Quedate calladita, no grites, no salgas, después salí’. Me ató con una remera de mi compañera de la panadería y con mi chaleco. Yo, por miedo, esperé a que salga. Escucho que saluda al cliente, saca la plata de la caja y sale corriendo como si fuera un empleado de la panadería”.
Paolín sabe que “el cliente me termina salvando la vida porque yo no daba más. Me asfixiaba, me estaba terminando de matar, no podía respirar. Cómo será que mi anillo terminó doblado de la fuerza de la piña que le pegué porque no podía respirar. No tenía noción de lo que estaba haciendo. Creo que un segundo más me terminaba de matar”.
La pregunta es obvia porque la verdad es que hoy por hoy resulta difícil conseguir un trabajo y mantener un ingreso, pero lo vivido fue muy fuerte.
“Sí, la verdad es que estaba muy cómoda en el trabajo, tenía buena relación con los dueños. A mí me había dicho que había inseguridad y entonces uno se imagina que te pueden llegar a robar y hasta que te pongan un fierro en la cabeza pero nunca me imaginé esto de que te lleven para atrás y que te comiencen a golpear de este modo”.
La síntesis del que vivió se refleja en el informe que recibió de los médicos. “Tengo traumatismo de cráneo, me quebraron la cara en dos partes y una fisura en el tabique en la nariz”.
Sobre la actuación de los servicios de emergencia, los detalles que son reveladores: “La segunda está a una cuadra pero vinieron los de la 4ta. rápidamente pero la ambulancia, la verdad, fue terrible porque recién apareció a los 45 minutos. El dueño del local me quería llevar en el auto. Yo sentía que me moría por los golpes en la cabeza o si no porque me asfixiaba... y la ambulancia que no llegaba”.
Finalmente, la atención médica llegó y señaló que “mañana me dan los estudios y me quedan esperar unos meses hasta me recupere y que tengo que hacer terapia con siquiatra y con psicólogo”.

lunes, 15 de julio de 2013

Según la UNR, la guerra narco dejó mil muertos en Rosario

Según la UNR, la guerra narco dejó mil muertos en Rosario



El documental multimedia, producido por la Universidad, calcula también que el negocio del tráfico de la droga mueve unos 2.000 millones de pesos por año.  

Corresponsalía Rosario
politica@ellitoral.com


Un informe multimedia realizado por la Universidad Nacional de Rosario (UNR) provocó una intensa reacción en los medios porteños por el contenido y datos sobre el poder del narcotráfico en la ciudad. Según este documento, sobre la base de cálculos propios se detalla que “la guerra narco” ya dejó 1.000 muertos desde el 2004, y que el negocio del tráfico de droga mueve unos 2.000 millones de pesos por año.

El trabajo, que se presentó el 18 de junio pasado pero tomó repercusión nacional tras ser publicado hoy en el diario La Nación, se encuadra dentro de lo que es un “documedia”. Fue producido por la Dirección de Comunicación Multimedial, en coproducción con el Vicerrectorado de la UNR, cargo que ocupa el candidato de diputado nacional por el Frente para la Victoria Eduardo Seminara.

El ensayo multimedia, titulado “Calles perdidas: el avance del narcotráfico en la ciudad de Rosario”, señala que desde antes del 2004, año en el que comienza la expansión del negocio de la droga en Rosario, las muertes vinculadas con el narcotráfico no pasaban de los 70 casos anuales, mientras que en el 2012 superaron los 160 homicidios.

En el trabajo se calcula que sólo en la mitad de este año, hubo 116 homicidios, la mayoría relacionados con la guerra narco. Además, de ese elevado número de víctimas, el 90 por ciento corresponde a jóvenes de entre 18 y 25 años.

El negocio

“El negocio del narcotráfico se expande por los barrios de Rosario, dejando, junto a la millonaria recaudación, una espiral de violencia que involucra a bandas de jóvenes armados que se disputan territorios, poder y minúsculas proporciones de la ganancia”, se describe en el portal de la UNR.

De acuerdo con la UNR, en Rosario funcionan más de 400 kioscos minoristas de drogas, un negocio que reporta 2.000 millones de pesos al año a los capos narco, quienes se encargan de reclutar a jóvenes por 300 pesos como pago mínimo para cuidar las cocinas de cocaína y dar aviso de presencias extrañas en los territorios donde se comercializa.

Se explica, además, que “el circuito de producción y circulación de la droga, los actores sociales involucrados, la responsabilidad policial y política y el impacto del negocio narco en los barrios son algunas de las aristas del problema presentadas en este nuevo especial multimedia producido por la UNR”.

La realidad social de este problema complejo se aborda a través de un relato que incluye recursos como videos, textos, imágenes, infografías interactivas y mash-ups de información, con entrevistas a criminólogos y especialistas en delitos complejos, así como actores políticos y vecinos protagonistas de las historias que ocurren en las “calles perdidas” de Rosario.

A dos meses de salir libre, fue detenido el acusado de balear a Carolina Píparo

A dos meses de salir libre, fue detenido el acusado de balear a Carolina Píparo



DyN

La Policía bonaerense detuvo esta madrugada a Carlos Emanuel Burgos, el joven que estuvo preso por el caso Píparo y en el juicio resultó absuelto, acusado de haber robado a mano armada un quiosco del centro platense. A Burgos, de 21 años, le secuestraron una pistola calibre 9 milímetros con la numeración limada, 13 proyectiles, más el botín del robo en el comercio, 1.382 pesos y cuatro teléfonos celulares, informó a DyN el comisario Fabián Domski. 

El oficial de la Departamental La Plata precisó que junto a Burgos fue detenido un cómplice también armado, de 16 años, a quien le secuestraron una pistola calibre 22, con la numeración suprimida. Ambos jóvenes están acusados de haber robado a la madrugada un quiosco ubicado en la calle 47, entre 8 y 9, hasta donde habían arribado en moto y se retiraron por el mismo medio de transporte. 

Efectivos de la comisaría primera de La Plata los persiguieron por el centro de la ciudad y pudieron interceptarlos a la altura de la diagonal 79 y calle 5, según el comisario. Allí el menor de edad se entregó de inmediato, agregó Domski, y Burgos intentó escapar subiendo a un colectivo que pasaba por la esquina, pero se rindió luego de que los policías dispararan en forma intimidatoria al suelo. 

Burgos y su compinche permanecían detenidos esta mañana en la comisaría primera, a la espera de que el juez de garantías Álvaro Garganda los llame a declarar en su despacho. 
Aunque inicialmente estuvo acusado de haber disparado a Carolina Píparo, lo cual luego provocó la muerte de su bebe, y pasó tres años detenido por ello, Burgos resultó absuelto en el juicio. 

El 13 de mayo pasado, el Tribunal Oral Criminal 2 de la Plata condenó a prisión perpetua a cinco de los siete acusados: Carlos Moreno, al que Carolina identificó en el juicio como el tirador; Luciano López, conductor de la moto que la siguió y que dijo que Burgos “se estaba comiendo un garrón”; a Miguel “Pimienta” Silva y a Carlos Jordán Juárez, encargados de “marcarla” adentro y afuera del banco, y a Juan Manuel Calvimonte, por reclutar a todos los integrantes. 

Al finalizar el juicio y recuperar la libertad, Burgos se emocionó hasta las lágrimas y declaró: “Era yo el perejil” y le aconsejó “fuerza” a Carolina. El caso Píparo conmovió a la sociedad: Carolina había ido en la mañana del 29 de julio de 2010, junto a su madre María Ema Cometa, a la sucursal del Santander Río de 7 y 42 de La Plata para retirar 10 mil dólares y 13 mil pesos para firmar la escritura de su casa.

En el banco estaban Jordán Juárez, quien al ingresar Píparo se retiró, mientras Silva prestaba atención a los movimientos de las cajas y observó cuando el cajero le entregó el dinero. 

Antes de que la joven terminara su trámite, Silva salió del banco y avisó a sus cómplices que siguieron a sus víctimas hasta 21 y 36, donde atacaron dos motochorros que fueron informados por Jordán Juárez y Silva sobre el dinero que llevaban. 

“Dame la guita que sacaste del banco, hija de puta”, le gritó Moreno, mientras López conducía la moto; Carolina gritó ‘no‘ pero el agresor la tomó de los pelos, la golpeó con el arma en el rostro y le disparó un tiro que ingresó por la mandíbula y le perforó un pulmón. 


Acompañó a su mujer a tomar el colectivo y lo mataron en un asalto

Acompañó a su mujer a tomar el colectivo y lo mataron en un asalto



La víctima es un hombre de 71 años. Acompañaba a su esposa a tomar el colectivo cuando fueron asaltados por un motochorro. Intentó resistir el atraco y fue ultimado de un balazo.

Los familiares no encuentran consuelo. Esta mañana en el escenario del crimen. Foto:Danilo Chiapello
Los familiares no encuentran consuelo. Esta mañana en el escenario del crimen. Foto:Danilo Chiapello
Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com


Un hombre de 71 años fue asesinado hoy de un balazo cuando se trenzó en lucha con un “motochorro” que asaltó a su esposa. 

La víctima fue identificada por la policía como Félix Orlando Acosta (71), quien dejó de existir tras recibir un balazo en el pecho en la esquina de 1º de Mayo y Risso, en el corazón de barrio Belgrano. 

Los investigadores señalaron que Acosta acompañó a su mujer, Griselda Ayala, hasta la parada del colectivo, como lo hacía cotidianamente. Griselda trabaja en el hospital Iturraspe. 

Pero en un momento dado apareció en escena un motociclista, el que intentó despojar a la esposa de Acosta de su bolso, lo que provocó la reacción del hombre. 

Siempre de acuerdo a las versiones circulantes en el forcejeo el delincuente perdió el casco y tras ello extrajo un revólver con el que hirió mortalmente a la víctima. 

Cometida la criminal acción su autor trepó nuevamente a la moto y escapó del lugar a toda velocidad. 

Lo que siguió entonces fue un cuadro de horror y desesperación.

Por un lado Ayala, ya herido de muerte, comenzaba a perder la vertical. Mientras, Griselda (que en la pelea con el delincuente también resultó lesionada en una de sus manos) daba gritos pidiendo auxilio. 

Con la premura del caso el hombre fue trasladado hasta el hospital Iturraspe donde, pese a los esfuerzos realizados, arribó ya sin vida.

Formador de hombres

La muerte de Acosta caló hondo también en el ánimo de los vecinos de barrio Belgrano.

Es que Félix, o “Don Paco” como le decían, supo ganarse a lo largo de los años un gran cariño y respeto.

No fue casual que muchos hombres se hayan concentrado esta mañana en el domicilio de Don Paco. Todos de semblante duro aunque se evidenciaba que estaban partidos por el dolor.

Y el detalle no es casual. 

Varios de esos hombres (por no decir todos) eran albañiles. Y habían sido “formados” desde temprana edad por Acosta en el duro oficio de la construcción.

“A mi tío le debo todo”, dijo hoy Miguel, uno de sus sobrinos. “Yo desde muy jovencito comencé a trabajar con él en la construcción. El me enseñó todo lo del oficio, pero me dio lo más importante para la vida. Me enseñó el valor del trabajo y el sacrificio. Me enseñó a ser un hombre de bien”, dijo entre lágrimas.

Respecto a lo ocurrido Miguel opinó que “todas las personas que ves aquí son laburantes. Entonces llegar a este punto de trabajar toda tu vida para terminar así... no. Esto te quita las ganas de todo. Comenzás a pensar... ¿hasta este punto llegamos?

Yo lo que voy a hacer ahora es comprarme un arma. Tiro primero y pregunto después. Esto te hace un click en la cabeza. Para mí esto es un quiebre. 

“No podemos esperar a que los jueces apliquen las leyes, o que los diputados terminen de hacerlas. Hay que tomar medidas ya y ahora. Porque mientras esperamos nos matan a todos. Si no nos defendemos nosotros, no te defiende nadie. 

Llega un momento en que tenés que decir basta”, sentenció.

Indignación y dolor

En sintonía con los obreros de la construcción también se expresaron otras voces de la cuadra.

“Esto que ha pasado es una tragedia sin igual para nosotros. Tanto Don Paco como su señora, excelentes personas. Gente de bien y de trabajo que termina de esta manera, a manos de un delincuente.

Él siempre la acompañaba a esperar el colectivo porque temían por los robos. Y fíjense como terminan”.

“Para colmo por aquí nadie escucha nuestros reclamos. Hace meses que pedimos por una mejor iluminación y nadie nos da bolilla. Esto sigue siendo una ‘boca de lobo’, ideal para la delincuencia”. 

Gritos de auxilio

En un momento de su pormenorizado relato, María Esther recuerda que gritaba y “pedía auxilio” y aporta que “después que pasó todo entró una chica al local y me dice que estaba a una cuadra, en el balcón y que escuchó los gritos y que nunca pensó que podía pasar esto”. Ella no lo dice, pero vale la pena recordar que a pocos metros se encuentra la Seccional 2da. de la Policía de la provincia que nunca participó en este lamentable suceso.

De la UPCN

La UPCN repudió el crimen del que fuera víctima Félix Orlando Acosta y recordó que viene realizando numerosos reclamos para que se brinde la seguridad necesaria a los trabajadores, ya sea en los horarios de ingreso y egreso de sus lugares de trabajo, como dentro de los efectores de salud pero que “lamentablemente, los hechos de inseguridad no cesan y la situación se vuelve cada día más insoportable”.

Desde la entidad gremial solicitan que “se tomen las medidas necesarias a los fines de garantizar la seguridad de los agentes y la comunidad en general. Dado que los trabajadores tienen miedo de ir a trabajar, y no pueden desempeñar sus tareas con tranquilidad, ya que no saben que sucederá en el regreso a sus hogares”.
La zona de la ciudad donde ocurrió el ataque


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Adjuntos

jueves, 11 de julio de 2013

La CIDH exigió que no se condene a prisión perpetua a menores

La CIDH exigió que no se condene a prisión perpetua a menores


http://www.infojusnoticias.gov.ar/nacionales/la-cidh-exigio-que-no-se-condene-a-prision-perpetua-a-menores-795.html

La Corte Interamericana de Derechos Humanos emitió una sentencia en la que analizó las violaciones a los derechos humanos cometidas contra cinco jóvenes, que fueron condenados a prisión perpetua por haber cometido delitos mientras eran menores de edad.
  • Ilustración: Kitsch
  • Ilustración: Kitsch
  • Ilustración: Kitsch
Por: Ximena Tordini
En mayo de 2011, Lucas Matías Mendoza escribió una carta desde el Complejo Penitenciario Federal II de Marcos Paz: “Me resulta difícil explicar con palabras lo que siento, lo que pienso. Hay un dato que quiero destacar: me condenaron a una pena que era mayor a la edad que yo tenía (…) La mayoría de los elementos que hace a una vida normal, uso de celulares, internet, los conozco de forma indirecta, por comentarios. Mi vida se quedó en el tiempo, me siento una persona totalmente disocializada”. En 1999, Mendoza fue condenado a prisión perpetua por delitos que cometió cuando tenía 16 años por el Tribunal Oral de Menores Nº 1 de la Capital Federal. En este momento está con prisión domiciliaria porque en la cárcel perdió la vista.
Junto con otros cuatro casos, el de Mendoza llegó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ahora emitió una sentencia en la que declaró al Estado argentino de “internacionalmente responsable” por las violaciones a los derechos humanos cometidas contra cinco jóvenes, al haberlos condenado a prisión perpetua por delitos mientras eran menores de edad. El fallo también implica la condena internacional por las torturas que algunos de ellos recibieron y por la muerte de uno de ellos mientras estaba bajo la custodia del Estado.
Después de analizar los cinco casos, la CIDH exige al Estado y la Justicia que adecue el sistema penal a los estándares internacionales de derechos humanos. Y que asegure que “no se vuelva a imponer la prisión o reclusión perpetuas a quienes hayan cometido delitos siendo menores de edad”.
El fallo de la CIDH se refiere a César Alberto Mendoza, Claudio David Núñez, Lucas Matías Mendoza, Saúl Roldán y Ricardo David Videla Fernández. Los cinco fueron condenados a prisión perpetua por delitos que cometieron cuando eran menores de 18 años. Esas penas se encuadran en la Ley 22.278, establecida en 1980 por la dictadura militar, que creó el Régimen de Penal de la Minoridad.  El régimen permite que el  juez disponga tutelarmente del niño o adolescente y cuando éste cumple la mayoría de edad le dicte la pena que fija el Código Penal.
La CIDH consideró que “este sistema deja un amplio margen de arbitrio al juez para determinar las consecuencias jurídicas de la comisión de un delito por personas menores de 18 años, tomando como base no sólo el delito, sino también otros aspectos como ‘los antecedentes del menor, el resultado del tratamiento tutelar y la impresión directa recogida por el juez’”.
Entre los cinco casos tomados por la CIDH está el de Videla Fernández. Murió a los 20 años, el 21 de junio de 2005. Fue encontrado colgado en la celda en la que estaba recluido en una penitenciaria de Mendoza. También se considera que Lucas Matías Mendoza y Claudio David Núñez denunciaron que “el 9 de diciembre de 2007 fueron objeto de golpes por parte del personal penitenciario en la cabeza y otras partes del cuerpo”.
El fallo de la CIDH reconstruye las condiciones sociales de los cinco menores en el momento de su detención: “De los informes sociales que se encuentran en el expediente se desprende que crecieron en barrios marginales, en una situación de exclusión y gran vulnerabilidad socioeconómica, con carencias materiales que condicionaron su desarrollo integral. La mayor parte de ellos tuvieron estructuras familiares desintegradas, lo que cual generó modelos frágiles de referencia e identidad. Otro patrón común entre todos ellos es que abandonaron sus estudios primarios y secundarios antes de concluirlos y tuvieron los primeros contactos con la justicia penal a muy temprana edad, lo cual trajo como consecuencia que pasaran gran parte de su infancia en institutos de menores hasta cumplir los 18 años”.
En el fallo, firmado el 14 de mayo, se considera que “las penas privativas de libertad perpetuas, por su propia naturaleza, no cumplen con la finalidad de la reintegración social de los niños. Este tipo de penas implican la máxima exclusión del niño de la sociedad, de tal manera que operan en un sentido meramente retributivo, pues las expectativas de resocialización se anulan a su grado mayor.”
Por lo tanto, agrega, las penas “no son proporcionales con la finalidad de la sanción penal a niños”. Y considera también que “la desproporcionalidad de las penas impuestas a las cinco víctimas, y el alto impacto psicológico de aquéllas, constituyeron tratos crueles e inhumanos”.
La CIDH consideró que “al permitir la consideración de otros elementos más allá del delito cometido, así como la posibilidad de imponer a niños sanciones penales previstas para adultos, la Ley 22.278 es contraria al principio de proporcionalidad de la sanción penal a niños”. Y destacó que el plazo de 20 años contemplado en el artículo 13 del Código Penal al momento de los hechos para que los niños pudieran solicitar por primera vez la libertad y pudieran reintegrarse a la sociedad, era abiertamente desproporcionado, pues los niños son obligados a permanecer más tiempo privados de la libertad que el tiempo vivido antes de la comisión de los delitos y de la imposición de la pena”.
Las víctimas fueron representadas por Stella Maris Martínez, defensora general de la Nación. La defensora “alegó que la imposición de condenas a prisión perpetua a las presuntas víctimas mencionadas por delitos cometidos siendo niños constituyó una pena  cruel, inhumana y degradante”.
Como resolución, la CIDH ordenó al Estado argentino brindar de forma inmediata el tratamiento médico y psicológico o psiquiátrico necesario a los cuatro jóvenes y “asegurar a las víctimas ya mencionadas, las opciones educativas o de capacitación formales que ellos deseen, incluyendo educación universitaria”. También obliga al Estado a “publicar y difundir las partes pertinentes de la Sentencia; como garantías de no repetición”.
La CIDH indica que Argentina debe “ajustar su marco legal a los estándares internacionales señalados en la Sentencia en materia de justicia penal juvenil” y “asegurar que no se vuelva a imponer la prisión o reclusión perpetuas a quienes hayan cometido delitos siendo menores de edad”. En el mismo sentido el Estado debe garantizar “que las personas que actualmente se encuentren cumpliendo dichas penas por delitos cometidos siendo menores de edad puedan obtener una revisión de las mismas que se ajuste a los estándares expuestos en la sentencia”.